viernes, 10 de junio de 2016

ROZANDO LA GLORIA CON LAS MANOS...

     En estos días en los que el calor vuelve a llamar a la puerta con su singular saludo; esos días en los que las noches se hacen más cortas y los días más largos, y en los que hasta el agua parece tener sed, por la Plaza de Cristo Rey, un rumor aumenta de día en día.

     Y ese rumor que contamina cada uno de los rincones de la Iglesia del Salvador, ha traspasado los límites de la Plaza y ha inundado a toda Carmona, esta ciudad milenaria que al verte pasar por sus calles quisiera estrecharlas para arroparte en tu caminar por ellas. Esta ciudad, mejor dicho, bendita ciudad, se va a vestir de gala para recibirte a ti, Madre. 

     Madre, qué grande es llevar por bandera que se es hijo tuyo. Qué grande es decir que se es hijo de dos madres: la que nos da a luz y la que nos da Dios. Hemos tenido la suerte de tenerte.

     Ya estamos en vísperas del día gozoso. Ya podemos rozar la Gloria con las manos, pero aún falta algo, falta lo más importante, faltas Tú, repartiendo Esperanza donde más se necesita. Faltas Tú amparando a los desamparados y a los enfermos, a las que esperan que llegue lo que más anhelan en el mundo, su hijo, y a las que ya no lo tienen. Por eso, Señora, es preciso que salgas a la calle el sábado, no puedes dejar al mundo sin lo que más falta hace, la ESPERANZA.

     No te preocupes si en algún momento alguien llora a tu paso, seguramente la emoción de haberte visto un sólo segundo la cara le ha valido. No estés preocupada si alguien falta, será que, seguramente, no habrá podido ir y tu hijo lo esté calmando por no salir a tu encuentro. Tú, Madre Nuestra, encárgate de servir de alivio y consuelo a los que lo necesitan y deja que Carmona se rinda ante ti. 


Foto: Hermandad de la Esperanza